Los problemas son inevitables
en las grandes ciudades. Hay muchas que tienen el serio problema de la vivienda
insalubre y de los barrios de barracas construidos sin ningún trazado de
calles, como es el caso de Barcelona. Hay otras ciudades, como es el caso de
Londres o Nueva York, que tienen un problema de circulación interior
completamente insoluble si no se utilizan métodos radicales, imposibles por
razones económicas, por lo que tienen que ir trampeando con soluciones
momentáneas.
Pretender resolver estos
males ensanchando calles o estrechando aceras no es serio. Hay que ir a un
estudio profundo de los males de la ciudad. Interesarse por sus causas y sus
efectos y finalmente esbozar la solución ideal efectiva que resuelva el
problema desde su raíz.
El plan perfecto para una
ciudad será aquel que resuelva de una manera efectiva todos los problemas
vitales de la misma y prevenga soluciones para los problemas que se le
plantearán en un futuro inmediato.
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